No se trataba de la primera ni de la segunda vez que circulaba por esta carretera, desde luego. Así que, después de mirar dos o tres veces a la izquierda cuando la carretera se enderezaba, dije para mis adentros: - eres un cazurro - ¿cómo es posible que hayas pasado de largo tantas veces sin reparar en esos cerros terrosos tan fotogénicos? - bah, serán la luz y ese cielo de tormenta que te tienen tololo...
Pues no, fue salir del coche y darme de bruces con la triste realidad. Los cerros eran otros a causa del fuego del verano anterior y las lluvias de los últimos meses se estaban encargando de rematar el trabajo, lavándoles la cara.
Ciertamente, una muy triste realidad. La foto es chula, eso es innegable, pero los incendios son siempre una pena. Y los accidentales son una tragedia, pero los intencionados son una auténtica lacra, contra la que (quizás) no se hace lo suficiente...
ResponderEliminarestoy con javier.
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