La gran cantidad de agua que ha caído este año ha posibilitado que se vean puestas de anfibios en lugares en los que la primavera pasada era inimaginable. A falta de material de este año voy a rescatar dos fotografías del verano pasado de una de mis especies favoritas: la ranita de San Antonio. Conceptualmente se trata de dos tomas muy distintas pues, tanto la selección de la longitud focal como de la apertura de diafragma, están orientadas a conseguir efectos contrarios. En la primera fotografía una escasa profundidad de campo centra la atención en lo esencial (los ojos de la rana) y elimina distracciones. En la segunda se trata de conseguir el efecto opuesto mediante una distancia focal corta (un objetivo ojo de pez) que consigue mostrar el hábitat de la protagonista y su relación con él.
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Ranita de San Antonio (Hyla arborea) |