Aunque a las hojas de las hayas todavía les faltaba un puntito de color, acerté con el día y encontré las condiciones meteorológicas que buscaba. Los hayedos son, por sí solos, lugares misteriosos, pero si además les añadimos un poco de niebla se convierten en bosques absolutamente mágicos.
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Un par de Oudemansiella mucida crecen sobre madera muerta en el hayedo de la Pedrosa. |