Cada vez que intento pronunciar el nombre de ese árbol que me gusta tanto se resiste a salir. ¿Cómo era el nombre? Sí... leches ese árbol de corteza blanca, rasgada... el que les sobra a los escandinavos, ese con el que forran los muebles claros del IKEA... Al cabo de un buen rato caigo.. abedul, abedul...
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Hilera de abedules europeos (Betula pendula) en un hayedo-abetal. Barradòs, Valle de Arán. |
menudo ritmo que lleva el blog últimamente Fernando... es un no parar de fotos, y a cada cual más chula...
ResponderEliminarla verdad es que los abedules tienen un encanto especial... poniendo esa pincelada amarilla característica de los paisajes otoñales...
Felicidades y un saludo!
¡Gracias Miguel!
ResponderEliminarBueno.. este es el ritmo que debería seguir el blog siempre; hay muchas fotos que se quedan sin ver la luz, pero en determinadas épocas no da el tiempo para más.
Abrazos y gracias por seguirme...