De las cinco especies de sapos parteros (género
Alytes) que existen en el mundo, cuatro se pueden encontrar en nuestro país y de esas cuatro dos son endémicas de la península ibérica y otra de las baleares. Es decir, que no pueden encontrarse en ningún otro lugar.
El sapo partero ibérico (
Alytes cisternasii) es uno de estos endemismos peninsulares y como todos los miembros de su género, poseen una peculiar forma de reproducción caracterizada porque el macho porta enredados en sus patas los huevos desde su fecundación hasta que están próximos a eclosionar, momento en el cual los deposita en el agua.
|
Sapo partero ibérico (Alytes cisternasii) junto a unas Digitalis thapsi (otro endemismo peninsular) en flor.
|
Al ejemplar de la fotografía lo encontré el verano pasado en medio de la carretera así que a cambio de ayudarle a cruzar sin riesgo para su integridad le pedí unos cuantos posados. Estas pequeñas joyas (menos de 5 cm) de nuestra fauna me parecen muy fotogénicos. Sí, ya sé que el común de los mortales no compartirá nunca una afirmación como esta cuando de un sapo se trata, pero a mi esa pupila vertical de malo de la película y esas pequeñas verrugas anaranjadas me tienen enamorado.
|
Sapo partero ibérico (Alytes cisternasii) adoptando su típica postura defensiva |
El sapo partero ibérico coincide en parte de su área de distribución con el muy parecido sapo partero común. Uno de los rasgos que se usan habitualmente para confirmar la identificación es la presencia de dos tubérculos metacarpianos en los miembros anteriores (el sapo partero común suele presentar tres, aunque parece ser que existe alguna excepción en esta última especie).
|
Tubérculos metacarpianos en los miembros anteriores del sapo partero ibérico |