martes, 31 de mayo de 2016

Reflejo lunar

Para desintoxicarnos un poco de tanto anfibio, nada mejor que algo de paisaje. Que el atardecer sale soso, pues uno se espera a que Selene salga de paseo y las nubes se coloquen en su sitio. Es curioso, pero en fotografía, como en la vida, las cosas casi siempre mejoran si apagamos la luz.

Luna llena sobre el macizo de Peñalara

martes, 17 de mayo de 2016

El sapillo moteado y el micropaisaje

Fotografiar fauna con un objetivo ojo de pez es, en mi caso, una decisión que se basa en razones estéticas pero también de concepto, ya que me permite incluir mucha más información sobre el animal en la misma toma. Las dificultades técnicas que plantea este tipo de fotografía se hacen evidentes muy pronto: la necesidad de colocar la lente a escasos centímetros del sujeto fotografiado, las dificultades para iluminarlo sin crear sombras en el primer plano con el propio objetivo o los problemas para controlar la distorsión óptica producida por un objetivo ojo de pez están entre las más importantes. Sin embargo yo no he sido consciente hasta hace muy poco de que el mayor reto no tiene que ver con la técnica sino con la forma de mirar, pensar y componer una escena. Cuando enfocamos un ojo de pez a unos pocos centímetros de distancia, los elementos inmediatos cobran una importancia extraordinaria aunque su tamaño sea reducido. Por el contrario, aquellos situados a escasos metros comenzarán a ser irrelevantes, una parte más del fondo, aunque a nosotros nos puedan parecer importantes a vista de humano. Aprendiendo a leer el "micropaisaje" un pequeño regato puede convertirse en un imponente Amazonas y unas hierbas que no levantan más de cuatro dedos en una impenetrable foresta.

Sapillo moteado común (Pelodytes punctatus)  esperando el final del ocaso.
El sapillo moteado común es un sapo de pequeño tamaño (similar en talla a la pequeña ranita de San Antonio). A primera vista podría recordarnos a un sapo partero, de hecho sus pupilas también son verticales, pero es de complexión más esbelta y con una disposición de la cabeza y el resto del cuerpo más aplastada. Además, su aspecto moteado se lo confieren sus verrugas de tonos verdosos, marrones u oscuros, pero nunca presenta tonos anaranjados o amarillentos como los sapos parteros.

Los machos de sapillo moteado, como el de la fotografía, presentan unas callosidades nupciales de color oscuro en los antebrazos, axilas y primer y segundo dedos de la mano.

El sapillo moteado es una especie que presenta una clara preferencia por zonas con sustratos calizos o salinos. De hecho, en la comunidad de Madrid sólo aparece en los terrenos yesíferos del sureste.

viernes, 6 de mayo de 2016

El zapador

El sapo de espuelas (Pelobates cultripes) es para muchos herpetólogos y aficionados otro de los "guapos" dentro del mundo de los anfibios. Se trata de un sapo de tamaño medio en el que destacan especialmente sus prominentes ojos con pupilas verticales y los espolones córneos de color negro que posee en la base de los miembros posteriores y que emplea para excavar y enterrarse rápidamente ante cualquier peligro. Por ello, selecciona positivamente terrenos arenosos y sueltos en las proximidades de charcas de cierta entidad, lagunas, arroyos o marismas.

Sapo de espuelas (Pelobates cultripes)  durante un tormentoso crepúsculo

Los prominentes ojos del sapo de espuelas son uno de sus rasgos más característicos


Detalle de la espuela en las patas posteriores